Elon Munk demanda a OpenAI y Apple
En una jugada que ha encendido las alarmas del sector tecnológico, xAI, la firma de inteligencia artificial fundada por Elon Musk junto con su red social X, lanzó una demanda antimonopolio contra Apple y OpenAI en una corte federal de Texas. La acusación, apunta a una supuesta alianza entre ambas compañías para bloquear la competencia en el campo de la inteligencia artificial, especialmente en el ecosistema del iPhone.
Exclusividad y censura competitiva
Según el texto de la demanda, Apple y OpenAI habrían firmado un acuerdo “exclusivo” que convirtió a ChatGPT en el único asistente de IA generativa autorizado dentro del sistema operativo iOS, iPadOS y macOS. Esta alianza, denuncian, habría marginado a rivales como Grok, el propio chatbot de Musk, impidiéndoles acceder a los listados de la App Store y retrasando sus actualizaciones, pese a contar con miles de reseñas positivas. La demanda acusa a Apple de controlar cerca del 65 % del mercado de smartphones en EE.UU., mientras que OpenAI tendría el 80 % del mercado de chatbots generativos. Para xAI, esa doble concentración de poder daña la competencia e inhibe la innovación.
Por su parte, OpenAI respondió en tono escéptico, señalando que la demanda forma parte del patrón de ataques en redes de Musk, así como de su estilo de confrontación pública. Y de igual modo Musk replicó la demanda en sus red social X, indicando que, «Un millón de reseñas con un promedio de 4,9 para Grok y aún así Apple se niega a mencionar a Grok en ninguna lista».
Para los expertos legales, esta demanda podría marcar un hito en la forma en que los tribunales definen el mercado de Inteligencia Artificial. El caso podría clarificar si los gigantes tecnológicos pueden vincular la distribución de hardware y software específico (como ChatGPT) con la dinámica de mercado o si eso equivale a prácticas restrictivas. Pero dijeron que Apple podría argumentar que asociarse con OpenAI fue una decisión comercial en un entorno competitivo y que no tiene obligación de ayudar a sus rivales a ganar participación de mercado.
¿Un conflicto personal o una batalla por el futuro de la IA?
Musk y Sam Altman, ahora rivales abiertos, fueron cofundadores de OpenAI. La tensión se ha intensificado desde su partida de la organización en 2018, y esta demanda parece profundizar esa disputa personal. Pero más allá del enfrentamiento público, el fondo del conflicto toca la fibra de la discusión sobre quién controla el acceso a los servicios de IA y bajo qué reglas.
Musk está demandando por separado a OpenAI y a su director ejecutivo, Sam Altman, en un tribunal federal de California para detener su transformación de una organización sin fines de lucro a una empresa con fines de lucro. Musk cofundó OpenAI con Altman en 2015 como organización sin fines de lucro.
Este litigio no es un simple choque de egos; es una confrontación que toca el corazón del ecosistema tecnológico: ¿Debe una plataforma dominante poder moldear la competencia en el software que se ejecuta en sus dispositivos? Lo que hoy podría verse como una disputa entre Musk, Apple y Altman, podría definir el futuro de la monopolización o liberalización en la era de la inteligencia artificial.
Esto es solo el inicio
En definitiva, la demanda de Elon Musk contra Apple y OpenAI trasciende lo jurídico para convertirse en un espejo de las tensiones que definen la industria tecnológica actual. Lo que está en juego no es solo el futuro de un chatbot frente a otro, sino la manera en que se configurará el mercado global de la inteligencia artificial: ¿será un ecosistema abierto y competitivo donde distintos actores puedan innovar, o quedará en manos de unos pocos gigantes que controlan la distribución, los sistemas operativos y la narrativa del progreso? Musk, con su estilo disruptivo, coloca el dedo en una herida que muchos prefieren ignorar: la dependencia estructural de millones de usuarios y empresas de plataformas cerradas que, en nombre de la eficiencia, terminan limitando la pluralidad. El desenlace de este caso podría marcar un precedente histórico: si los tribunales validan la posición de Apple y OpenAI, se consolidará una concentración de poder sin precedentes; pero si dan la razón a xAI, se abrirá la puerta a una mayor regulación y democratización de la IA, obligando a repensar cómo equilibramos innovación, competencia y derechos digitales en el siglo XXI.