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Trump congela US$ 2.200 millones a Harvard

Gobierno de Donald Trump

Desde su regreso a la presidencia en enero de 2025, Donald Trump ha redoblado su ofensiva contra las universidades de élite de Estados Unidos, aduciendo que algunas instituciones no han protegido adecuadamente a los estudiantes judíos durante las protestas y que fomentan “ideologías divisivas” como la diversidad, equidad e inclusión. En este marco, la Casa Blanca ha amenazado repetidamente con retener fondos federales y, en algunos casos, retirar valiosas exenciones fiscales a centros académicos, argumentando la necesidad de “combatir el antisemitismo” y salvaguardar los valores estadounidenses.

Medida contra Harvard

Universidad de HarvardEl 14 de abril de 2025, el Departamento de Educación anunció la congelación inmediata de US$ 2.200 millones en subvenciones plurianuales y US$ 60 millones en contratos plurianuales destinados a la Universidad de Harvard, horas después de que esta se negara a aceptar las exigencias de la Administración para modificar sus políticas de contratación, admisión y docencia. La orden fue transmitida por el recién creado Grupo de Trabajo Conjunto para Combatir el Antisemitismo, el cual calificó de “inaceptable” la interrupción del aprendizaje en los campus y el “acoso a los estudiantes judíos”.

Razones del Gobierno

La Casa Blanca remitió a Harvard una misiva en la que señalaba que la universidad no había cumplido con las “condiciones de derechos intelectuales y civiles” que justifican la inversión de fondos federales. Entre las diez demandas figuraban:

  • Denunciar a estudiantes “hostiles” a los valores estadounidenses.La Casa Blanca

  • Garantizar “diversidad de puntos de vista” en cada departamento académico.

  • Contratar auditores externos aprobados por el gobierno para supervisar secciones acusadas de “fomentar el acoso antisemita”.

  • Investigar al profesorado para detectar plagio.

Según la Administración Trump, estas acciones tenían por objeto “tomar en serio” la protección de los estudiantes judíos y evitar que las subvenciones federales se invirtieran en programas considerados “ideológicos” o que promuevan “la enfermedad con inspiración terrorista”.

Postura de Harvard

Previo al anuncio de la congelación, el presidente de la Universidad, Alan M. Garber, defendió su postura, emitiendo un comunicado indicando que: “ningún gobierno, independientemente del partido, debería dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quiénes pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir”. Harvard también destacó que ya implementaba iniciativas para combatir el antisemitismo y que las condiciones impuestas por el Ejecutivo constituían una “regulación directa de la actividad intelectual” que viola la Primera Enmienda, protegida por la Constitución .

Otras universidades en la mira

El caso de Harvard no ha sido aislado. Otras instituciones de la Ivy League y centros de investigación han recibido advertencias o congelaciones de fondos pendientes de investigaciones similares sobre antisemitismo:

Universidad Fondos congelados (US$)
Harvard 2 200 millones
Cornell 1 000 millones
Northwestern 790 millones
Princeton 210 millones
Brown 500 millones
Columbia 400 millones (amenaza)

Consecuencias de la congelación

Consecuencias de la política de Trump

El drástico recorte pone en jaque proyectos de investigación planificados con anticipación y puede obligar a Harvard y sus pares a restructurar sus prioridades. Expertos advierten que la falta de financiamiento federal podría:

  • Disminuir la capacidad de contratación de investigadores y postdoctorados.

  • Retrasar el desarrollo de laboratorios y centros de estudio en áreas como ciencias sociales, ingeniería y salud pública.

  • Abrir la puerta a la fuga de talento hacia universidades privadas o internacionales con menos restricciones.

Futuro incierto

Este enfrentamiento marca un precedente inédito en la historia de la educación superior estadounidense. La presión gubernamental sobre las universidades, tradicionalmente protegidas por el principio de autonomía académica, plantea un dilema: ¿Debe el Estado condicionar el apoyo financiero al cumplimiento de criterios políticos e ideológicos? Frente a un panorama de mayor polarización, la decisión de Harvard de resistir y la amenaza a su exención fiscal abren un debate sobre los límites del poder ejecutivo, la futura viabilidad de la investigación pública y el rol de las instituciones académicas como espacios de libre pensamiento. La resolución de este conflicto definirá no solo el rumbo de Harvard, sino también la manera en que las universidades gestionarán su independencia en las décadas venideras.

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